Reconocer nuestro potencial, nuestras capacidades puede ser complejo. Abrir los ojos e incentivarnos a provocar un cambio es aun más difícil. La zona de confort constantemente nos detiene, el miedo a fracasar, incluso, es tanto que nos vuelve inmóviles.

Gestionar el cambio es imperativo. Es dentro de nosotros, en nuestras creencias, en nuestra esencia, en el ahora, donde debemos tomar acción. Basándonos en nuestros valores como persona, en nuestro ímpetu por ser mejores que ayer.